Organizacion murat
Cuidadores
Síndrome del cuidador: 12 pasos para proteger la salud física y mental de quienes asisten a familiares enfermos.
Si no atiende a sus propias necesidades y bienestar, quien lleva este rol puede caer en un estado de agotamiento o burnout. Síntomas de la sobrecarga, estrategias para afrontarla y los consejos de los especialistas.
Cuidar a un ser querido enfermo puede ser gratificante, pero también representar un desafío. El estrés provocado por cuidar a una persona es muy frecuente. “Especialmente las mujeres corren el riesgo de sufrir efectos dañinos para la salud causados por el estrés del cuidador. Estos problemas pueden incluir depresión o ansiedad”, define la Oficina para la Salud de la Mujer de Estados Unidos.
El aumento de la expectativa de vida y el envejecimiento de la población han traído como consecuencia la aparición de enfermedades crónico-degenerativas, entre las que sobresalen las demencias. “Los trastornos demenciales provocan sobrecarga en los familiares, quienes son obligados a reorganizar su vida para otorgar los cuidados necesarios al paciente afectado por ellos. Los cuidados en las demencias son los que más estrés generan en el cuidador”, explica la Revista de revista Neuropsicología Latinoamericana.
Se denomina síndrome del cuidador al trastorno caracterizado por agotamiento físico y psíquico que se presenta en personas que desempeñan ese rol en una persona dependiente.
El cuidador generalmente debe administrar la vida diaria de la persona. Esto puede incluir ayudar con las tareas diarias como bañarse, alimentarse o tomar los medicamentos. También puede incluir organizar actividades y tomar decisiones financieras y de salud.
“Este síndrome se caracteriza por un conjunto de signos y síntomas de agotamiento emocional y físico. Se genera cuando la mayor parte del tiempo y la energía de la persona están destinadas a las tareas de cuidado, descuidándose a sí mismo”, explicó a Infobae Josefina Pérez del Cerro, miembro del departamento de Psicoterapia de INECO.
“Se invierten más de 82 mil millones de horas anuales en el cuidado, con un promedio de 8 horas diarias en la tarea de cuidar”, agregó a este medio Claudia Molina, psicogerontóloga y miembro de la Asociación de Lucha contra el Mal de Alzheimer (ALMA). “Las enfermedades neurodegenerativas son largas y la dependencia de quienes las padecen progresa con el correr de los años. Es así que la persona que cuida tendrá que aprender estrategias, que a su vez irán cambiando todo el tiempo. La capacidad de adaptación es fundamental en estos casos”, explicó la especialista.
Qué es el estrés del cuidador
Según datos de la Asociación Internacional de Alzheimer (ADI, por sus siglas en inglés) el 48% de las tareas de cuidado las realizan cuidadores informales. Entre el 50 y el 94% de las personas afectadas viven en el seno familiar, por lo que suelen ser sus integrantes quienes asumen mayormente estas actividades, históricamente feminizadas. Son las hijas, cónyuges, nueras, sobrinas o nietas quienes tienen que dejar sus actividades cotidianas y sus proyectos personales para asumir esta nueva responsabilidad.
Y algunas mujeres tienen un riesgo más alto de padecer problemas de salud relacionados con el estrés del cuidador, afirmó la Oficina para la Salud de la Mujer de Estados Unidos, incluyendo aquellas que:
– Cuidan de un ser querido que necesita atención médica y supervisión constantes. Quienes atienden a personas con Alzheimer o demencia son más propensos a tener problemas de salud y depresión que quienes cuidan de personas con afecciones que no requieren atención constante.
– Cuidan a su pareja. Las mujeres que son cuidadoras de sus maridos son más propensas a padecer hipertensión, diabetes y colesterol alto y tienen el doble de probabilidades de sufrir enfermedades del corazón que las mujeres que atienden a otros, como padres o hijos.
Además, es menos probable que las cuidadoras mujeres se realicen exámenes de salud con regularidad y que no duerman lo suficiente o no practiquen suficiente actividad física.
Aliviar la sobrecarga
En muchas ocasiones, quien cuida tiene que realizar actividades displacenteras o que no fueron elegidas. “Cuando el familiar cuidador siente que los recursos que tiene y que percibe para hacer frente a esa situación exceden a su capacidad para responder y resolverla de manera adecuada, se produce lo que se conoce como sobrecarga o burnout del cuidador”, explicó Molina.
Esta carga de estrés produce alteraciones en los vínculos y en las dinámicas familiares, así como alteraciones a nivel físico, psíquico y emocional en quien se asume como cuidador principal. “Cuando nos enfrentamos a la necesidad de acompañar a un familiar mayor con dependencia, además de reconocer sus derechos y acompañar el proceso para sostener su autonomía e independencia el mayor tiempo posible, nos vemos implicados en situaciones donde debemos adecuar el entorno, el ambiente, y modificar el estilo y la forma de comunicación para relacionarnos con él”, dijo Molina. Para ello, va a ser necesario generar y planificar estrategias para compartir las tareas y hacer más llevadera la situación.
Signos y síntomas
El estrés del cuidador puede presentarse de distintas maneras. Por ejemplo, la persona afectada puede sentirse frustrada y enojada un minuto e indefensa al siguiente. Se pueden cometer errores al suministrar medicamentos o adoptar conductas poco saludables como fumar o beber demasiado alcohol.
Otros síntomas, según la Oficina para la Salud de la Mujer del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos incluyen:
– Sentirse abrumado, solo, aislado o abandonado por los demás
– Dormir mucho o muy poco
– Aumentar o bajar mucho de peso
– Sentirse cansado la mayor parte del tiempo
– Perder el interés en actividades que se solía disfrutar
– Irritarse o enojarse con facilidad
– Sentirse preocupado o triste con frecuencia
– Tener dolores de cabeza o de cuerpo
Algunas de las formas que el estrés afecta a los cuidadores incluyen, también de acuerdo con la Oficina para la Salud de la Mujer de Estados Unidos:
– Depresión y ansiedad. Las mujeres que son cuidadoras tienen más probabilidades que los hombres en desarrollar síntomas. La ansiedad y la depresión también aumentan el riesgo de padecer otros problemas de salud, como enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares.
– Sistema inmunológico débil. Los cuidadores estresados pueden tener el sistema de defensas más débil que los que no se dedican a esto y pasar más días enfermos con resfrío o gripe. Un sistema inmunitario débil puede hacer que las vacunas, como las de la gripe, sean menos eficaces. Además, la recuperación de una cirugía puede tardar más.
– Mayor riesgo de enfermedades crónicas. Altos niveles de estrés, especialmente cuando se combinan con la depresión, pueden aumentar el riesgo de sufrir problemas de salud como enfermedades cardíacas, cáncer, diabetes o artritis.
– Problemas con la memoria a corto plazo o de atención. Los cuidadores de cónyuges con Alzheimer tienen mayor riesgo de tener problemas con la memoria a corto plazo y la concentración.
– Obesidad. El estrés causa aumento de peso en más mujeres que hombres. La obesidad, a su vez, incrementa el riesgo de otros problemas de salud, incluyendo enfermedades cardíacas, accidente cerebrovascular y diabetes.